Retrato tomado de publico.es
Luis Rosales Camacho
PREMIO MIGUEL DE CERVANTES 1982
AUTOBIOGRAFÍA
(Rimas, 1951)
[Autorretrato]
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
Recitado por el propio autor
Musicado por Carlos Montero
CANCIÓN DONDE SE EXPLICA, BIEN EXPLICADO, QUE AL PRONUNCIAR UNA SOLA PALABRA PUEDES HACER TU BIOGRAFÍA
(Canciones, 1973)
[Lengua, identidad]
A Dámaso Alonso
La palabra que decimos
viene de lejos,
y no tiene definición,
tiene argumento.
Cuando dices: nunca,
cuando dices: bueno,
estás contando tu historia
sin saberlo.
Recitado por Lucía Álvarez
LA CICATRIZ
(Como el corte hace sangre, 1974)
[Lengua, incomunicación]
a cada amigo le tendríamos que hablar con una voz distinta
para que nos pudiesen comprender,
pero la lengua personal es tan fiel a sí misma,
tan incomunicable
que las palabras son como ataúdes
y solo llevan de hombre a hombre
su andamio agonizante,
su remanente de silencio
y su estertor.
Como aquella mañana
en que al sentarme en el autobús
vi a mi lado una antigua moneda romana,
una medalla
o una lápida
que hablaba masticando las palabras;
era una campesina ya embebida
por la intemperie de la noche a tientas
y de la vida a ciegas,
que me miraba con un poco de luto en las pupilas
como queriéndome abrigar,
y yo no supe contestarle,
y yo callaba junto a ella
porque mi lengua personal es inventada,
literaria y enfática,
y como no me sirve para hablar con un obrero o con un niño,
y como no me puede dar la absolución,
a veces tengo que ocultarla como se oculta el dinero en la cartera,
a veces tengo que callar,
como hice entonces,
sintiendo de repente
la incomunicación
igual que el aletazo de un murciélago
con su golpe de trapo,
y su asco parcelado sobre el rostro
donde el labio que calla va convirtiéndose en cicatriz.
en que al sentarme en el autobús
vi a mi lado una antigua moneda romana,
una medalla
o una lápida
que hablaba masticando las palabras;
era una campesina ya embebida
por la intemperie de la noche a tientas
y de la vida a ciegas,
que me miraba con un poco de luto en las pupilas
como queriéndome abrigar,
y yo no supe contestarle,
y yo callaba junto a ella
porque mi lengua personal es inventada,
literaria y enfática,
y como no me sirve para hablar con un obrero o con un niño,
y como no me puede dar la absolución,
a veces tengo que ocultarla como se oculta el dinero en la cartera,
a veces tengo que callar,
como hice entonces,
sintiendo de repente
la incomunicación
igual que el aletazo de un murciélago
con su golpe de trapo,
y su asco parcelado sobre el rostro
donde el labio que calla va convirtiéndose en cicatriz.
Recitado por el propio autor. Postcad tomado de Ivoox
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